Hall de entrada a una lucha

En el marco del veto del gobierno a la Ley de Financiamiento Universitario, la Facultad de Ciencias de la Educación convocó a una asamblea capaz de reunir a muchas voces que sienten en carne propia la decisión política. 

La tarde vivía cuando la Facultad de Ciencias de la Educación presenció una asamblea más en el marco de su lucha contra la actualidad política del país. Fue su hall de entrada el anfitrión perfecto para recibir a un numeroso público que se integró poco a poco en el debate. 

Pasaban la puerta principal, subían las escaleras y se acomodaban en los banquitos ya preparados porque previamente había una clase pública en la misma sala, también a modo de protesta, también como declaración de lucha. 

 

Una protagonista se animó a encaminar la tarde con una introducción que daba a entender el contexto vivido por todos los que estábamos allí; la facultad se encontraba nuevamente en una reunión multitudinaria para defender, no lo que le pertenece, sino lo que nos pertenece a todos. En esta apertura, quién alzó la voz aseguró que estábamos en esa asamblea para considerarla contención.

 
¿La contención? 

 

En el marco del veto de la Ley de Financiamiento Universitario, las facultades públicas de cada rincón del país barajan la posibilidad de tomar las mismas. Nosotros, como protagonistas de la Facultad de Ciencias de la Educación, anfitriona de esta asamblea, debíamos tener memoria y recordar lo que fue aquella toma en 2018, lo que significó, lo que se sacrificó. En un contexto similar, el objetivo de la narrativa introductoria era buscar una alternativa.

 
Fue el turno de un protagonista más que se introdujo en el debate. Penetró los oídos de quienes estábamos presentes con la convicción de que debíamos escuchar todas las voces posibles y llevar a cabo un movimiento estudiantil como un cachetazo contra el Estado.

Radicalizar la lucha. Ni más ni menos.

El tiempo pasó y este protagonista habló sobre lograr el consenso en la lucha para de esta forma fortalecerse ante los incansables ataques recibidos por parte de las decisiones del gobierno. Profundizar el reclamo, molestar, hacerse eco para inquietar al gobierno Nacional y Provincial.

Esto fue clave en el clima que se logró en la asamblea. Decenas de alumnos y docentes se encontraron en la entrada de la facu escuchando con atención la postura que los mismos alumnos tomaban de cara al futuro próximo.

Los alumnos debatieron durante un par de largas horas y expusieron su decisión de cara al siguiente paso, la asamblea interclaustro. La mayoría coincidieron en que la lucha universitaria debe expandirse fuera de las fronteras del edificio, deben salir a la calle e interpelar a quienes no están habituados. Por tanto, de cara a la siguiente asamblea se tomaron dos posturas: llevar la moción de la toma y dar a conocer un potencial corte del túnel subfluvial en conjunto con la Universidad Nacional del Litoral y otros sectores públicos.

Al rato, justamente en la asamblea interclaustro se decidió defender la facultad con la no toma pero contras medidas. Las mismas son: clases públicas en casa de gobierno y cortes de tránsito.
Algunos protagonistas más se animaron a aportar su granito de voz y dejaron en claro que la lucha de aquel hall no era solo por un salario digno sino por un derecho. 

La asamblea estuvo repleta de conceptos a trabajar en el día a día; los docentes y sus salarios insuficientes, los alumnos privados de una educación a la altura de lo que merecemos, los espacios de ayuda social que se esfuman producto de la debacle universitaria.
No son solo los alumnos y docentes, son todos aquellos que encuentran en la Universidad Pública una ayuda que el Estado argentino hoy no está brindando.