Israel y Hamas acordaron una tregua tras una intensa escalada de violencia que resultó en más de 47.000 palestinos muertos en Gaza, según datos proporcionados por funcionarios médicos locales. Además, alrededor de 400 soldados israelíes también perdieron la vida en el conflicto. La crisis humanitaria en Gaza es alarmante, dejando a casi la totalidad de sus 2,3 millones de habitantes sin hogar.

El acuerdo entre Israel y Hamas incluye un cese de los combates, el envío de ayuda humanitaria a Gaza y la liberación de 33 rehenes israelíes y extranjeros en su fase inicial. A cambio, Israel excarcelará a casi 2.000 prisioneros palestinos. Aunque se presume que varios de los rehenes han fallecido, este entendimiento representa un intento de avanzar hacia una posible estabilización en la región.

Desde Estados Unidos, el presidente saliente, Joe Biden, destacó la tregua como un logro diplomático, resaltando la presión ejercida sobre Hamas con respaldo estadounidense como factor decisivo. Sin embargo, el futuro del acuerdo podría enfrentar desafíos bajo la administración entrante de Donald Trump. Según Mike Waltz, asesor de seguridad nacional designado, cualquier incumplimiento por parte de Hamas sería respondido con contundencia por Israel, contando con el apoyo de Washington.